El Ático
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Desvaríos: El Escritor ·26/6·

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Desvaríos: El Escritor ·26/6· Empty Desvaríos: El Escritor ·26/6·

Mensaje  Casiopea Dom Jun 06, 2010 9:44 pm

Ciao!
Me apetecía colgar un pedacito chiquitito de un relato que escribí hace poco... Sólo un pedazo, para ver si os gusta ^^ :

PERDONAR EL TIEMPO


Mi abuelo tiene historias sin tiempo. Historias de silencio y de olvido. Él se sienta en la butaca azul de terciopelo y mira pasar el viento de la calle. Y, si se lo pido, enciende su pipa y me regala anécdotas de otro siglo, cuentos que dan miedo porque, en el fondo, sé que son ciertos.
A mis dieciséis años, sigo sentándome cómo si tuviese siete delante de él, y le pido, le pido que me dé un soplo de antigüedad y verdad. Y él sonríe con aquellos ojos de mar tempestuoso y me doy cuenta de que escarba en el desván lleno de telarañas que hay en su cabeza. Se le nota en las pupilas cuando encuentra algo adecuado que decirme, porque se le agrandan y yo veo en ellas la juventud que se escurrió de entre los dedos. Entonces sé que me preguntará qué es lo que quiero oír. Y, diga lo que diga yo, él jamás me hará caso. Me contará lo que le dé la gana. Y yo sabré que ha acertado.
Antes me contaba cosas de cuando él era niño. Me llevaba de la mano a su tierra y a los tiempos de los tranvías. Con sus relatos, yo oía los gritos de los tenderos en verano, cuando viajaba a la ciudad, y los acordeones tocando en las plazas llenas de palomas. Podía oler el pan casero de Dolores, su madre, hecho a los gallos cantar, y sentir los primeros rayos de sol en mi cara cómo él los sentía al despertar. Corría yo, con él a mi lado, por el trigal, riendo y viviendo en un mundo descolorido ya por el tiempo. Y es que mi abuelo y sus recuerdos son tan viejos que ninguno de ellos debe de tener ya edad…
Ahora ya me cuenta verdades duras. Me relata tiempos de ignorancia y opresión. Y, aunque parezca raro, relata la dictadura Argentina como me describía el sonido de las chicharras al lado del río. Y a mí se me encoje el pecho.
- A veces, tu mamá salía para ir al colegio y tenía que volver porque los milicos habían cortado todas las calles, y a ella le daba miedo escuchar los disparos –me cuenta algunas veces, con la pipa ya fría entre los labios. O, sino, me relata las veces que pasaban los soldados en coches, de marca “Falcon” (porque aún se acuerda), y paraban en las casas de al lado a buscar gente.

Y mi abuelo sigue hablando, de acordeones y militares, y él habla y habla, cómo si así fuese a desparramar por el suelo los recuerdos del duro tiempo en el que el cinismo, el miedo y la corrupción eran hermanos militares...


Os dejo, gente!!

Saluti!


Última edición por Casiopea el Sáb Jun 26, 2010 8:59 pm, editado 1 vez
Casiopea
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Mensaje  Daenerys Mar Jun 08, 2010 8:41 pm

Admito que soy algo llorona, pero...¡me has hecho llorar! Crying or Very sad Vale, solo una lagrimilla, pero lo has conseguido...Cuando he leído eso de:

Ahora ya me cuenta verdades duras. Me relata tiempos de ignorancia y opresión. Y, aunque parezca raro, relata la dictadura Argentina como me describía el sonido de las chicharras al lado del río. Y a mí se me encoje el pecho.

Buff, no se como explicarlo, se me ha encogido el corazon. Es realmente precioso el relato (o lo que sea), espero que sigas escribiendo mucho por aquí...Ah, otra cosita:

Mi abuelo tiene historias sin tiempo. Historias de silencio y de olvido. Él se sienta en la butaca azul de terciopelo y mira pasar el viento de la calle.

Si pdiera te mandaba un ramo de flores por esa frase... cheers

Auf wiedersehn :3
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Mensaje  Casiopea Mar Jun 08, 2010 11:34 pm

Muchas gracias, Dany!! (puedo llamarte Dany?) Embarassed
Aishhh...Me alegro que te guste. Este es el principio de un relato que escribí para un concurso de St. Jordi. (y gané ^^) Me hicieron leer este trozo delante de toooooodo el Insti ¬¬ Fue como un suicidio público... (suelo ser así de dramática XD)

Grazie por comentarme!!
Casiopea
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Mensaje  Casiopea Sáb Jun 26, 2010 9:02 pm

El Escritor

El escritor...tenía un pequeño estudio en su bonito apartamento de Buenos Aires. Pero a él le gustaba más salir a escribir en el café de la Avenida. Solía pasarse horas, sentado delante del gran ventanal del bar, mirando a la gente que caminaba por la calle, o inventando la vida secreta de cualquiera que frecuentase el bar. A estos últimos, los conocía a todos. Sabía en dónde se sentaba cada uno de ellos y qué pedían.
En el rincón izquierdo del café, siempre solía sentarse un hombre grande y corpulento. De barba y cabellos canos ya, ojos grises muy duros y fríos. Parecía el viejo capitán de un barco, tal vez del puerto de Mar del Plata. El escritor no podía estar seguro de ello, pero, en sus relatos, el viejo capitán era un héroe, un joven fuerte y rubio, de sonrisa encantadora.

Quién sabe, solía decirse el escritor, tal vez lo fue.

Cerca de la puerta, en una de las mesas, se juntaban todos los jueves tres ancianos. Viejos amigos que explicaban sus anécdotas gratuitamente a cualquiera que se parase a oírlas. Se reían a menudo y uno de ellos, el mayor, finalizaba las carcajadas con un ataque de tos. En las novelas bastardas del escritor, los tres ancianos eran unos viejos sabios que custodiaban un tesoro.

¿Qué tesoro?, se preguntaba con amargura, ¿Un bote de café?

Finalmente, estaba ella. La joven de la mesa de enfrente. Venía los martes, los jueves y los viernes a tomarse un café con leche, acompañado de una medialuna* que untaba en la taza. También venía los días de lluvia, pero no siempre. No era especialmente agraciada, de cabello castaño claro y ojos pequeños, a juego del color. Labios molsudos y dientes rectos, alineados perfectamente. Su nariz era algo más grande que el resto de su rostro, pero al escritor no le importaba nada de aquello. Lo que realmente lograba captar su atención, eran las costumbres de la chica.
Ella se sentaba siempre en la mesa del frente, al lado también del ventanal. Pedía su café con leche y, de su bolso, sacaba una libretita y un boli. Durante el tiempo que permanecía allí, iba tomando su café mientras miraba la gente del bar y escribía. Escribía mucho y siempre. Mojaba la medialuna en el café de tanto en tanto, y miraba por la ventana, con ojos soñadores.

Una escritora perdida, pensaba el escritor, o tal vez una niña que sueña con ser escritora, sin saber que ya lo es.

Pero, ¿cómo podía el escritor estar tan seguro de que ella escribía...para ser escritora? Él lo sabía por su forma de leer y releer lo que escribía. Miraba a cada uno de sus relatos con ternura infinita, otras veces, se sonrojaba al echarle una ojeada a su libreta o fruncía el ceño mientras arrancaba una página. Pero no la tiraba, no. Un escritor nunca tira sus páginas, son sus hijos, son su única huella tangible que les permite permanecer eternamente en este mundo. Un escritor, como mucho, puede esconder esos escritos, negar su existencia y mirarlos con enfado, culpándolos de que salieran mal. Pero en el fondo, muy en el fondo, los ama.
Una tarde, el escritor se dio cuenta de que ella le observaba. Clavó sus oscuros ojos en la joven y, ésta, rehuyó su mirada, avergonzada. Él comprendió que, en ese mismo momento, formaría parte de sus historias perdidas, las que naufragaban en su bolso lleno de bastardas.
Después de pagar, ella siempre sonreía tímidamente al viejo escritor y jugueteaba con un colgante que llevaba en el cuello. Un ala de plata. Eso era su colgante, un ala grisácea de plata.
Y, reuniendo todo su valor, la chica recogía sus cosas y salía a encontrarse con la monstruosa ciudad. El escritor, desde la ventana del bar, podía ver cómo la Avenida General Paz la engullía para devolverla al día siguiente.
Y de su recuerdo, sólo quedaba una pequeña frase en una servilleta de papel, en su mesa, que el escritor siempre recogía. Juntando esas servilletas, se fijó en que formaban una historia. Una historia sobre un bar, sobre tres ancianos sabios, sobre un viejo capitán y sobre dos escritores que se conocían pero no sabían nada el uno del otro.
La niña escribía su historia, y, el escritor, la leía. Qué parodia...

Me apetecía colgar otro mini relatillo ^^...Espero que os guste!!

Ci vediamo!
Casiopea
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